sábado, 19 de abril de 2014

¿Existen los felices para siempre?


Después de una Semana Santa invadida por lo dibujos animados  “Frozen” me empiezo a plantear el mensaje sublimanal que tienen todos los dibujos que les gustan a mis sobrinas y que hace tan solo unos años me gustaban a mí.


Canción tras canción todos los dibujos tienen el mismo enfoque; hombre, no cualquiera claro, principal mente: príncipe rico y apuesto, va  tras una joven que pierde un zapato, una princesa en apuros o simplemente una no nadie. Eso si todas ellas son guapas, delgadas y cantan que más quisieran muchos de los programas televisivos.  


Nos quieren enseñar que detrás de un dragón (muy pero que muy malo) siempre habrá alguien quien nos salve. Nos muestran el amor de película americana en la edad en la que los chicos nos parecen idiotas, y ni siquiera nos podemos plantear que significa.


Pero ¿Qué pasa cuando nos hacemos mayores…?


Dónde está el sapo-príncipe, dónde están los castillos, los caballos, los bailes con vestidos que ni Dior, los musicales… porque ponte tú a cantar a alguien que acabas de conocer… mínimo saldrá corriendo, no creo que se ponga a cantar contigo la misma canción y menos hacerte los coros.


Qué pasa cuándo estamos esperando frente a una calabaza que se transforme en un precioso carruaje, y en vez de eso… resignados acudimos a comprar el bono bus. Los dibujos no tienen necesidades económicas, no acuden a sellar el paro no hacen botellones en un descampado y lo que más me jode… que siempre, siempre saben que vestido ponerse.


Si olvidar que todos tienen un final feliz… pero que pasaría si hicieran una película tipo “Bella la Bestia veinte años después”  El apuesto joven, qué os creéis que no volvería a ser una bestia. Y que la joven bella seguiría leyendo y siendo tan dulce… En fin… las dejaré que sigan creyendo en príncipes y princesas ya tendrán tiempo en descubrir la vida real. En vivirla.