Tararear un anuncio de televisión,
dormir mucho o muy poco, soñar despierto,
no levantarse del sofá, llegar tarde a los encuentros y demasiado pronto a los
desencuentros. No ser fotogénico, temblar
en los principios. Llorar en vez de reír, inspirar en vez de respirar, sentir Madrid,
leer entre líneas, pintar sin dibujar primero, olvidarse de la importancia de
un buen segundo, atrasar una hora del reloj, empezar de nuevo, perder el norte,
pasear en la oscuridad, descubrir una buena canción, sonreír sin darse cuenta, ver
llover tras el cristal, salir diluviando sin paraguas, improvisar, solo es
cuestión de vivir.
Cuando solo te centras en dar cada paso perfecto, calculas
cada gesto de tu cara, sonríes sin ganas, hablas sin tener nada que decir. Cuando
valoras más lo que piensen los demás de ti, que tu mismo…
Para. Respira, recuerda que hoy se convierte en ayer. La
vida no es para gente perfecta, sino para saborearla, intentar coleccionar el máximo
de momentos inolvidable, dignos de recordar.
Estoy solo es el comienzo de nuestra historia.